La comunicación puede realizarse de diversas maneras. Un gesto, por ejemplo, puede ser interpretado como una amenaza o como un signo de amistad. Los gestos pueden ser, por tanto, un instrumento de comunicación. También podemos comunicarnos mediante señales (la luz del semáforo), íconos (la silueta de un avión que anuncia la proximidad de un aeropuerto) u otros medios.
Sin embargo, los seres humanos poseemos un instrumento específico para comunicarnos: el lenguaje. El lenguaje es una facultad que compartimos todas las personas para comunicarnos utilizando signos orales. Este código lingüístico es el principal medio de comunicación.
La lengua, sistema de signos y reglas
La facultad del lenguaje se concreta en el uso de la lengua o lenguas. Llamamos lengua al idioma concreto que comparte una comunidad de hablantes. El Español o Castellano es una lengua, lo mismo que el Francés, el Inglés, el Guaraní, el Catalán o el Quechua.
A diferencia de otros sistemas de comunicación, las lenguas están constituidas por signos que emitimos oralmente: los signos lingüísticos. Por ejemplo, la palabra mesa es un signo lingüístico (…). Se trata de un grupo de sonidos m-e-s-a.
Los signos que componen una lengua se relacionan entre ellos según unas reglas. Esas reglas, por ejemplo, exigen en Español que el artículo y el adjetivo concuerden con el sustantivo en género y número, de modo que una combinación del tipo *La niño esperan a sus padre no es admisible. (…)
Signos y reglas son, pues, los dos constituyentes de las lenguas. En ese sentido decimos que cada lengua es un código, es decir, un sistema formado por un conjunto de signos lingüísticos relacionados entre sí y un conjunto de reglas que rigen la formación y la combinación de esos signos.
La organización de la lengua
Toda lengua está formada por un conjunto de unidades que pueden combinarse entre sí para formar unidades mayores. Por ejemplo, con unas unidades mínimas como a, t, l y o podemos obtener otras unidades más complejas como son las palabras alto, al, tal… Y a su vez, podemos combinar estas unidades entre sí o con otras similares para obtener otras más complejas (…)
Lengua I, La enciclopedia del estudiante,
Santillana, Buenos Aires, 2006.
Los seres humanos nos comunicamos desde siempre. Para ello empleamos nuestra capacidad de lenguaje.
En toda comunicación debe haber siempre un EMISOR que produzca un mensaje con determinada intención. El RECEPTOR es quien lo recibe y debe DECODIFICAR para entender el contenido de ese MENSAJE. Por ejemplo: en una clase del liceo un profesor dice “No hagan ruido” y sus alumnos, que manejan el código, entienden que deben hacer silencio. Sin embargo, este mismo mensaje no puede ser decodificado por alguien que maneje otro código como el alemán o el inglés. Es el CÓDIGO el sistema de signos en que está cifrado el mensaje. Por lo general, es el idioma empleado en el proceso comunicativo.
Los mensajes se producen en diferentes CONTEXTOS, en distintas situaciones de lugar y tiempo. Por ejemplo: si el mensaje “No hagas ruido” fuera dicho mientras alguien está comiendo, su significado sería que debe masticar los alimentos con la boca cerrada.
El REFERENTE o tema de un mensaje puede variar según el contexto o situación. Aunque digamos lo mismo, muchas veces, los mensajes cambian de significado en diferentes lugares. No es lo mismo decir de una silla que “es de madera”, a decir de un jugador de fútbol que “es de madera”.
Todos los mensajes nos llegan a través de un medio o CANAL. Los receptores captan los mensajes por medio de los sentidos. Cuando escuchamos radio lo hacemos con el oído, por eso el canal es auditivo; cuando miramos tele, no solo escuchamos, sino que también vemos, por eso el canal es visual y auditivo.
El contexto en la comunicación
El contexto son las circunstancias temporales, sociales, culturales, de lugar, emocionales que constituyen la situación comunicativa en cuyo entorno se crea el mensaje. Cuando escribimos un texto es necesario aclarar estas circunstancias para que los lectores sepan y entiendan mejor el mensaje. La expresión "es de madera" sin un contexto especificado puede dar lugar a variadas y erróneas interpretaciones. No es lo mismo decir que una mesa es de madera a decirlo de un jugador de fútbol.
En la comunicación escrita escritor y lector no siempre comparten el contexto situacional: puede ser que el texto fuera escrito en otro país o en otra época.
En la oralidad, no es necesario explicar demasiado la situación ya que los interlocutores están presentes y comparten la situación.
FUNCIONES DEL LENGUAJE
La comunicación humana se realiza a través de textos. Todo texto tiene un sentido, un tema, por eso decimos que tienen que ser coherentes para que el receptor pueda captar esa idea.
Todos los textos tienen una intención comunicativa.
- Algunos se crean con la intención de persuadir a alguien de que piense de determinada manera o de que haga algo.
- Otros intentan contar una simple historia.
- Algunos informan sobre cualquier tema de la realidad.
- También están los que tienen como intención decir cómo es algo o alguien.
Así surgen las clases de texto: argumentativo, narrativo, expositivo, descriptivo. Por lo general aparecen mezclados, unos ayudando a otros. Por ejemplo: una madre desea persuadir a su hijo de que no salga a bailar conduciendo su moto. Quizá le haga el cuento del sobrino del almacenero que chocó mientras volvía a su casa, o quizá, le describa cómo está la calle de transitada y difícil a la hora de volver. En estos casos los textos narrativo y descriptivo sirven para argumentar, para defender una idea.
En cada una de estas clases de texto predomina una función del lenguaje diferente.
- Cuando el interés se centra en aquello de que se habla, es decir, en el referente, se reconoce la función informativa o referencial. El mensaje solo hace mención a la realidad comunicada por los interlocutores intentando nada más que informar.
- Cuando el mensaje pone énfasis en el receptor y se pretende influir en él, ya sea cambiando su opinión o su conducta, predomina la función apelativa del lenguaje. Esta función se ve claramente en las órdenes, los ruegos, las sugerencias, las preguntas y la publicidad.
- En aquellos mensajes donde se expresan las emociones del emisor predomina la función expresiva o emotiva del lenguaje. El emisor quiere hablar de sí mismo y expresar su estado de ánimo o sus emociones.
- Jakobson, R y H.M., Lingüística y poética, S.d.
- Lepre, Carmen, Gramática y ortografía básicas del Español, Santillana, Montevideo, 2007
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